A las mujeres fuertes.
En la época prehistórica, las mujeres, instintivamente, buscaban a los hombres más altos y fuertes, quienes protegerían a ellas y a sus crías de los peligros de la naturaleza y de otras tribus. Por su parte, los hombres buscaban a las mujeres de caderas anchas, porque ellas darían crías más saludables. Nuestra atracción al sexo opuesto sigue siendo similar a la de los cavernícolas.
George veía la foto de Susana y pensaba que hablar con ella por whatsapp en las mañanas recién despertada le daba una sensación de tranquilidad que solo conoció cuando él estuvo en Tailandia, lo más parecido a la felicidad.
George era alto y fuerte. Susana no tenía caderas particularmente anchas. Su belleza era la menor de sus virtudes. Pero lo que le había atraído a George, aunque el todavía no lo concientizaba era su fuerza.
Muchos años después cuando ya no había whatsapp, ni celulares, George concientizaba que esa fuerza con la que defendería a sus crías con el paso de los años era lo que le atrajo. Su belleza física se escondía en sus arrugas pero su belleza interior y esa combinación idónea de dulzura y fuerza perduraban.